Es común pensar que la inflación es un fenómeno estrictamente monetario y que, por lo tanto, los planes anti-inflacionarios monetaristas son adecuados. Pero cuando la inflación es elevada se activan fenómenos no monetarios, que requieren políticas económicas adicionales.
Archivo de Categoría: Economía en 1 minuto
Tanto el anterior como el actual Gobierno advirtieron a los empresarios que, en caso de no moderar aumentos de precios, podrían abrir importaciones. Pero es una medida que no sirve para bajar la inflación, porque tiene un impacto acotado y por única vez sobre los precios.
El actual Gobierno retoma la idea del anterior Gobierno de que la inflación es consecuencia de mercados concentrados, y entonces acciones de defensa de la competencia sirven para reducirla. Esas acciones pueden beneficiar a los consumidores, pero no reducir la inflación.
El argumento de que precios de referencia sirven para bajar la inflación era falso cuando lo usaba el Ministro Kicillof para justificar Precios Cuidados y es falso también ahora. El sitio propuesto por el Ministerio de Producción para publicar precios difícilmente incida sobre la inflación.
Durante 2015 era común restar de las reseras del Banco Central distintas deudas. Hoy se habla de un monto de reservas que incluye dólares prestados por bancos privados. Lo cierto es que el poder de fuego del Banco Central está dado por el total de reservas.
Utilizar un enfoque de metas de inflación en el contexto actual, luego de una fuerte devaluación, en medio de aumentos de tarifas y sin estadísticas oficiales de inflación, puede requerir instrumentos adicionales a los habituales en este tipo de enfoques.
La elevada inflación de fines de 2015 hizo caer nuevamente el poder adquisitivo de los salarios, que quedó en diciembre casi 8% por debajo del nivel de agosto y casi 4% por debajo del nivel de diciembre del año previo. Caída que seguramente pondrá presión sobre paritarias.
Las metas oficiales de inflación para los próximos 4 años anunciadas por el Ministerio de Hacienda y Finanzas comienzan con un rango entre 20% y 25% para 2016, bastante ambicioso si se tiene en cuenta que el año comienza con una inflación muy elevada.
La inflación en diciembre, del 3.9% según la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y del 6.5% según la provincia de San Luis, fue lo suficientemente elevada como para poner en riesgo el cumplimiento de la meta oficial de inflación para este año.
Los datos de inflación durante diciembre mostraron que era equivocada la hipótesis del Ministro de Hacienda y Finanzas de que una unificación cambiaria no aceleraría la inflación porque los precios internos ya reflejaban el valor de un dólar paralelo a $ 16.
Tipo de cambio alto para lograr competitividad externa o tipo de cambio bajo para lograr salarios altos en dólares es una falsa disyuntiva, que se supera con una agenda de largo plazo focalizada en factores que inciden sobre la competitividad real del país.
El tipo de cambio, ajustado por inflación, era en 2007 60% mayor que el actual al compararnos con Chile y 90% mayor que el actual al compararnos con Brasil. Eso explica que turistas argentinos encuentren precios bajos en esos países. Y refleja que el atraso cambiario continúa.
Aun luego de la suba del dólar oficial producida por la unificación cambiaria, continúa el problema de atraso cambiario. El tipo de cambio real contra Brasil equivale hoy al de comienzos de 2015 y a la mitad del de fines de 2007, dificultando las exportaciones a ese mercado.
Para que la reciente unificación cambiaria resulte exitosa, deberá cumplir tres objetivos: que no vuelvan las presiones cambiarias, que no se acelere la inflación y que logremos salir del atraso cambiario. Por ahora, sólo estaría cumpliéndose el primer objetivo.
Reducir la emisión de dinero no reduce automáticamente la inflación. El contexto actual requiere acuerdos para mantener precios y salarios durante el año y una política monetaria que, en lugar de liderar, acompañe el proceso.
Mientras en Argentina discutimos sobre dólar e inflación, el resto del mundo discute sobre cómo las instituciones políticas inciden sobre el desarrollo económico, qué políticas inciden sobre la distribución de la riqueza y cómo será el mundo cuando predomine el dinero virtual.
Acelerada la inflación como consecuencia de la suba del dólar oficial, el Gobierno tal vez tenga que intentar ciertos acuerdos de precios y salarios, teniendo en cuenta que es mucho más difícil controlar y hacer cumplir acuerdos de precios que acuerdos salariales.
El intento de retrotraer precios a noviembre, incluso bajo advertencia de abrir importaciones, refleja que el Gobierno está, de algún modo, corriendo de atrás a la inflación. Tal vez por haber creído demasiado que precios internos estaban fijados con un dólar a $16.
Gobierno saliente y entrante tienen sus argumentos sobre por qué el otro tiene la culpa por la mayor inflación de las últimas semanas. Ambos tienen parte de la razón, pero lo único importante ahora es cómo el nuevo Gobierno decide reducir la inflación.
Mirando a largo plazo, no es conveniente que un presidente concentre poder, por ejemplo nominado jueces en comisión. Mirando a corto plazo, problemas económicos complejos y urgentes obligan a jugar al límite con las instituciones. La política debe lidiar con esa disyuntiva.