Un déficit fiscal puede sostenerse mediante endeudamiento o emisión de dinero. Cuando ya no es posible colocar deuda a tasas razonables, o la emisión de dinero genera demasiadas presiones cambiarias e inflacionarias, surge la necesidad de un ajuste fiscal.
Pero los ajustes fiscales tienden a hacer caer la actividad económica, arrastrando la recaudación impositiva y regenerando así el déficit fiscal que se pretendía reducir.
En este marco, el próximo gobierno tendrá que ser creativo para ordenar la economía.
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