La ley de alquileres vigente establece un esquema de actualización anual que funciona muy mal con niveles de inflación como los actuales. La pérdida de valor real del alquiler que se produce entre una actualización y otra obliga a un monto inicial demasiado alto para el inquilino, o un retiro de unidades que también perjudica al inquilino. Ambas cosas están ocurriendo, como muestran los datos del Monitor Estadístico de Actividad Inmobiliaria.