1.- Dos claves de análisis para anticipar lo que puede ocurrir con el dólar durante 2019: (a) todos […]
Dólar
El atraso cambiario genera pérdida de competitividad en magnitudes que dependen de cada sector. Con el tipo de cambio real de 2007, los costos en dólares serían hoy 44% más bajos en centros de contacto y software, 35% más bajos en autotransporte de cargas y 20% más bajos en algunas actividades metalúrgicas.
La política de altas tasas de interés tiende a generar un dólar bajo, mientras que los costos internos requieren un dólar más alto. Aun siendo controvertido cómo calcular un dólar de equilibrio, el actual nivel es bajo comparado con cualquier momento entre 2002 y 2014.
La devaluación de diciembre, como ocurrió con la devaluación previa, de enero de 2014, no logró sacar a la economía argentina del atraso cambiario, y su efecto fue diluyéndose en pocos meses, una señal de alerta para sectores exportadores y que compiten con importaciones.
Desde comienzos de marzo, el dólar fluctúa dentro de una banda de $ 14 a $ 15. Con alta inflación, esa banda cambiaria debería subir a lo largo del año, pero es probable que suba menos de lo que se esperaba, dada la gran preocupación del BCRA y el Gobierno por la inflación.
El tipo de cambio, ajustado por inflación, era en 2007 60% mayor que el actual al compararnos con Chile y 90% mayor que el actual al compararnos con Brasil. Eso explica que turistas argentinos encuentren precios bajos en esos países. Y refleja que el atraso cambiario continúa.
Aun luego de la suba del dólar oficial producida por la unificación cambiaria, continúa el problema de atraso cambiario. El tipo de cambio real contra Brasil equivale hoy al de comienzos de 2015 y a la mitad del de fines de 2007, dificultando las exportaciones a ese mercado.
Para que la reciente unificación cambiaria resulte exitosa, deberá cumplir tres objetivos: que no vuelvan las presiones cambiarias, que no se acelere la inflación y que logremos salir del atraso cambiario. Por ahora, sólo estaría cumpliéndose el primer objetivo.
Luego de una muy fuerte caída desde 2011, el sector inmobiliario podría comenzar a recuperarse si el nuevo gobierno estabiliza el dólar relevante para las operaciones inmobiliarias y logra recuperar la rentabilidad del sector agropecuario, tradicional inversor inmobiliario.
Para el presidente electo, acabadas las reservas el cepo ya no tiene sentido, porque su función era justamente preservarlas. Pero su función, en realidad, era contener el tipo de cambio, como alternativa a la venta de dólares. Sin dólares es más difícil, y no más fácil, salir del cepo.
Es posible evitar el traslado de una devaluación a precios internos de productos exportables subiendo retenciones u obligando a exportadores a abastecer el mercado interno a precios por debajo de los que reciban por exportar. Pero generaría ciertas contradicciones.
Entre los equipos económicos de los candidatos aparecen coincidencias en varias políticas económicas, pero también diferencias, como la importancia de la reducción de la pobreza como objetivo principal y el modo de solucionar el problema cambiario.
Desdoblar el tipo de cambio es un retroceso si se parte de una situación normal, pero un avance si se parte de un cepo cambiario. Por eso unificar rápido es, de algún modo, “quemar las naves”. Si no funciona la unificación, es difícil justificar luego un desdoblamiento.
Aun cuando fuera correcta la hipótesis de que los importadores ya han trasladado a precios internos el valor del dólar paralelo, una unificación cambiaria igual sería inflacionaria ya que subiría los precios internos de bienes exportables, como los alimentos.
A diferencia de un contexto de baja inflación, en el cual devaluar aumenta sólo precios internos de bienes vinculados al comercio exterior, en un contexto de alta inflación también aumentan precios internos del resto de los bienes, haciendo difícil una unificación cambiaria.
La unificación cambiaria que propone Macri descansa en dos hipótesis: la mayor confianza dejará el dólar unificado por debajo del actual paralelo y la suba del dólar oficial no generará inflación adicional. La segunda hipótesis es mucho menos razonable que la primera.
Durante la primera mitad de los ’80, el valor del dólar contra las principales monedas subió un 50%. […]