Exfuncionarios del gobierno anterior han planteado objeciones poco fundamentadas al acuerdo con los fondos buitre y la reforma legislativa para hacerlo posible.
La crítica por una demasiado rápida negociación no es muy razonable cuando demorarla implica continuar acumulando intereses impagos, incumpliendo con acreedores reestructurados y aislados de los mercados financieros.
Tampoco son razonables los argumentos de que este acuerdo favorece el accionar de los fondos buitre y que es la puerta abierta a un endeudamiento excesivo.
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