Argumentos absurdos para negar problemas

El análisis económico del día. El Ministro de Economía planteó que el sector de la construcción está bien, ya que los permisos de edificación son superiores que en los ’90.

Se trata de una comparación absurda que, como otros usos, interpretaciones y manipulaciones de datos, el Ministro usa para negar los problemas que debería resolver.


El sector inmobiliario está pasando, en todo el país, por una situación muy complicada.

Según el Índice de Ventas de Inmuebles, de la Cámara Empresarial de Desarrollistas Urbanos de Córdoba (CEDUC), la única estadística en el país que mide operaciones inmobiliarias efectivamente realizadas, independientemente de si fueron escrituradas o no, las ventas de departamentos en Córdoba fueron, durante los primeros 10 meses de 2014, 57% menores que durante igual periodo de 2011, justo antes de las restricciones a la compra de dólares.

La caída en todo el sector de la construcción fue menor, por una evolución diferente de la construcción pública y de la construcción privada particular.

Lo muestra el consumo de cemento en el país, que fue, durante los 9 primeros meses del año, un 1.5% inferior al registrado durante igual periodo de 2011.

La caída es menor a la registrada en operaciones inmobiliarias, pero aun así significativa ya que implica niveles por debajo de los registrados 3 años atrás.

En este marco, el Ministro Kicillof planteó, en ocasión de su exposición ante empresarios de la construcción, que el sector está pasando por un buen momento, ya que los permisos de edificación son hoy 40% superiores a los registrados en los ’90.

Se trata de una comparación absurda.

Tomar como un dato positivo que los permisos de construcción sean hoy superiores a los de dos décadas atrás, y obviar que son 22% inferiores a los registrados durante 2011, antes del cepo cambiario, es realmente absurdo.

Lo relevante no es el 40% por encima de dos décadas atrás, sino el 22% por debajo de tres años atrás.

Para visualizar el nivel de absurdo, puede servir un ejemplo.

Si el Gobierno de Fernando De la Rúa hubiera usado esa lógica de comparación, en medio del caos económico de 2001, cuando la actividad económica ya acumulaba casi un 9% de caída desde 1998, podría haber planteado que la situación en el fondo era buena ya que la actividad económica estaba un 19% por encima del nivel de los ’80.

El cálculo habría sido correcto. La interpretación, absurda

Comparar niveles actuales de cualquier variable vinculada a la actividad económica con sus niveles dos décadas atrás, además de absurdo, es una forma de negar los problemas.

Del mismo modo que otros usos, interpretaciones y manipulaciones de estadísticas con los cuales el Ministro niega problemas que debería resolver.

La tasa de desempleo está subiendo, probablemente más de lo que indican los datos oficiales, pero el Ministro lo minimiza comparando con la situación actual de España y Grecia, con desempleo superior al 20%.

El nivel de pobreza es similar al de finales de los ’90, en torno al 30% de la población (aquí sí tiene sentido la comparación, porque no se trata de una variable, como la actividad económica, que naturalmente suba a través del tiempo), pero el Ministro lo niega discontinuando, con argumentos inverosímiles, las estadísticas oficiales de pobreza.

En el marco de aquella exposición ante constructores, el Ministro citó reiteradamente al economista John Maynard Keynes, planteando que el déficit fiscal es la política apropiada para salir de las recesiones.

Olvidó que Keynes lo planteaba para situaciones de recesión con deflación o, al menos, sin inflación. En un contexto de alta inflación, la recomendación seguramente sería diferente.

A fin de cuentas, Keynes era un economista comprometido con la realidad de su tiempo, a tal punto que desarrolló sus teorías económicas simplemente porque las teorías del momento no le servían para explicar lo que estaba ocurriendo y, por lo tanto, no servían para resolverlo.

Lo opuesto a un Ministro de Economía que defiende teorías negando la realidad.

El análisis económico del día. Por Gastón Utrera.