La desfinanciación del segmento de gestión privada del sistema de salud

(Imagen generada por Economic Trends con algoritmos de inteligencia artificial)

El sistema de salud argentino está compuesto por tres subsistemas superpuestos: el subsistema público, que brinda cobertura al 100% de la población; el subsistema de seguridad social, que brinda cobertura al 61.5% de la población, compuesto por las obras sociales nacionales, las obras sociales de empleados públicos provinciales (y jubilados provinciales, en las provincias que conservan sus cajas jubilatorias), el PAMI (que cubre a los jubilados nacionales) y regímenes especiales; el subsistema de medicina prepaga, de aportes voluntarios, que brinda cobertura al 6.7% de la población, que se superpone con el de seguridad social en el segmento de trabajadores que direccionan a empresas de medicina prepaga sus aportes a obras sociales (1.9% dentro de aquel 6.7%).

Desde el punto de vista de las prestaciones de servicios de salud, el sistema está compuesto por dos segmentos: el de efectores de gestión pública, a cargo de Nación, provincias y municipios (especialmente provincias), y el de efectores de gestión privada, a cargo de clínicas, sanatorios y hospitales privados. Los primeros se financian a través del presupuesto público de los distintos niveles del Estado; los segundos se financian a través de las obras sociales y, en menor medida, a través de las empresas de medicina prepaga. 

Como muestra el siguiente diagrama, existen ‘pagos cruzados’, del Estado a los efectores de gestión privada, cuando un hospital público deriva pacientes a un efector privado, o de las obras sociales o empresas de medicina prepaga hacia el Estado, cuando el paciente con cobertura de seguridad social o de medicina prepaga se atiende en un hospital público. De todos modos, se trata de cruces menores. El segmento de gestión estatal se financia, fundamentalmente, a través de presupuestos públicos (financiación de oferta), mientras que el segmento de gestión privada se financia, fundamentalmente, de financiadores del sistema de seguridad social y de la medicina prepaga (financiación de demanda).

Al analizar descalces en la financiación del segmento de efectores de gestión privada, conviene distinguir dos tipos de descalce. Por un lado, el que puede ocurrir entre los salarios que financian al sistema de seguridad social y los costos de servicios de salud que ésta tiene que cubrir; por otro lado, el que puede ocurrir entre los aranceles que pagan las obras sociales a los efectores de gestión privada y los costos que éstos tienen que solventar.

El descalce entre salarios y costos de la salud efectivamente viene ocurriendo durante los últimos 10 años. El siguiente gráfico es apenas un ejemplo, al considerar la relación entre el salario promedio de los trabajadores formales del sector privado y el costo promedio de internación en unidad de terapia intensiva. Dado que el sistema de seguridad social se financia con aportes proporcionales a los salarios, esta pérdida de poder adquisitivo de salarios en términos de servicio de salud refleja también la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos del sistema de seguridad social en términos de los servicios de salud que debe cubrir.

El segundo tipo de descalce es tal vez más sutil, pero con importantes implicancias. Por una especie de ‘deriva arancelaria’ existen hoy severas distorsiones de aranceles, que cubren sólo una fracción de los costos de internaciones y otras prácticas, mientras cubren en exceso los costos de cirugías y otras prácticas de cierta complejidad, generando así prácticas deficitarias y prácticas superavitarias. El gráfico a continuación muestra el caso de una sola provincia, pero el fenómeno se reproduce en el resto de las provincias que integran el Foro de Análisis Económico de la Salud.

Son distorsiones que generan un fenómeno de ‘subsidios cruzados’ al interior de los efectores de gestión privada que resulta muy nocivo para el interior de las provincias ya que, a medida que los servicios superavitarios tienden a concentrarse en grandes centros urbanos, las localidades más pequeñas se quedan con una proporción cada vez mayor de servicios deficitarios, poniéndose en riesgo su sustentabilidad.

La agenda del Foro de Análisis Económico de la Salud incluye:

1.- Trabajar con las obras sociales provinciales, dado su rol como referencia de mercado, para eliminar las distorsiones de aranceles.

2.- Trabajar con las obras sociales provinciales para recomponer el promedio de aranceles, revisando aportes y contribuciones en provincias donde dichas alícuotas son demasiado bajas, evaluando potenciales drenajes de recursos destinados a financiar oferta de efectores propios, entre otras cuestiones, dependiendo de la problemática de cada provincia.

3.- Elaborar propuestas de incentivos fiscales para la inversión en nueva oferta de efectores de gestión privada, para recomponer la oferta perdida en los últimos años por las distorsiones a corregir.

4.- Crear espacios de discusión de políticas sanitarias de las que participen activamente las asociaciones de clínicas de cada provincia.

5.- Aportar a la articulación público-privada necesaria para llevar adelante esta agenda el conocimiento y la inteligencia colectiva puestos en valor a través de la metodología de trabajo del Foro de Análisis Económico de la Salud.

Síntesis de la exposición de Gastón Utrera en el Congreso Internacional de la Asociación Argentina de Salud Pública, 31 de mayo de 2023, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Programa Congreso Internacional AASAP: