Cómo bajar la inflación

El análisis económico del día. Bajar la inflación requiere poner el mismo énfasis en lograr acuerdos de precios y salarios acordes con objetivos inflacionarios descendentes que en la reducción (no eliminación) de déficit fiscal y emisión monetaria.

Estrategia diferente a la que plantean los referentes económicos de Macri y Massa.


La premisa fundamental a tener en cuenta para bajar la inflación es que el camino de regreso de la alta inflación es diferente del camino de ida: una emisión excesiva de dinero genera inflación, pero una menor emisión de dinero no necesariamente la reduce.

Esta asimetría es consecuencia de que, una vez que la inflación es elevada, comienzan a operar factores que le dan cierta vida propia.

Son procesos circulares por los cuales salarios aumentan porque subieron los precios y precios suben porque aumentaron los salarios. Este fenómeno, denominado inercia inflacionaria, no desaparece con sólo bajar la emisión de dinero.

Esta premisa implica que para bajar una inflación elevada es necesario ocuparse simultáneamente, y de manera equilibrada, de dos conjuntos de factores: los que generaron inflación en primera instancia (habitualmente el déficit fiscal y la emisión de dinero) y los que generan inercia inflacionaria (los procesos de ajustes de precios y salarios).

Los planes económicos que se concentran sólo en reducir el déficit fiscal y/o la emisión de dinero pero descuidan el proceso de ajustes de precios y salarios son recesivos y suelen terminar fracasando. Ocurrió este año, y le ocurrió también a Martínez de Hoz en el ’77 y ’78.

Los planes económicos que se concentran sólo en moderar los procesos de ajustes de precios y salarios pero descuidan el déficit fiscal y la emisión de dinero suelen tener efectos a muy corto plazo pero terminan con fuertes golpes inflacionarios. Ocurrió con el Pacto Social de Ber Gelbard en el ’73 y ’74, que terminó en el Rodrigazo del ’75.

A partir de aquella premisa, y de estas (y otras) experiencias históricas, sería conveniente que el próximo Gobierno:

a.- Proponga una secuencia de objetivos inflacionarios descendentes para los 4 años de gestión. Por ejemplo, si hereda una inflación del 40% anual, podría plantear inflación del 35%, 25%, 15% y 5% anual.

b.- Negocie inmediatamente con empresarios y sindicatos una pauta salarial para 2016 consistente con ese primer objetivo inflacionario, teniendo en cuenta que en febrero de ese año, apenas dos meses después de haber asumido, comenzarán las primeras paritarias.

c.- Reduzca, sin eliminar, el déficit fiscal y la emisión de dinero. Es necesario reducirlos para no generar presiones inflacionarias (como le ocurrió a Ber Gelbard) pero no eliminarlos, para no generar recesión (como le ocurrió a Martínez de Hoz).

d.- Continuar en los años siguientes con acuerdos salariales y reducciones de déficit fiscal y emisión monetaria acordes con los objetivos inflacionarios, cada vez menores, aprovechando que una vez logrado el objetivo del primer año, debería resultar más fácil lograrlo en los años siguientes, por efecto de una mayor credibilidad.

e.- Una vez alcanzada una inflación en torno al 5% anual, fortalecer la independencia del Banco Central y establecer un esquema de metas de inflación, para garantizar que nunca más volvamos a tener desastres inflacionarios.

Los equipos económicos de los principales candidatos parecen estar pensando en otra cosa.

El planteo de Carlos Melconián, asesor de Mauricio Macri, es que la inflación se reduce bajando drásticamente el déficit fiscal y la emisión de dinero. Ni una palabra sobre las paritarias. Se trata del enfoque ortodoxo que genera recesión y tiende a fracasar (ver nota: “¿Es posible 10% de inflación en sólo un año?”).

El planteo de Martín Redrado y el resto del equipo económico de Sergio Massa es que la inflación se reduce generando confianza y atrayendo inversiones. No ataca ninguno de los dos factores mencionados para bajar la inflación.

Mayores inversiones sirven para que la economía crezca, pero no para bajar la inflación. Si continúa el déficit fiscal y la emisión monetaria, y los procesos de ajustes de precios y salarios continúan por encima del 30% anual, y encima mayores inversiones implican mayor demanda de bienes, ¿de qué modo un mayor nivel de inversiones podría bajar la inflación? (ver nota “La política anti-inflacionaria según Massa”).

Un antecedente interesante es el de Arturo Frondizi. Asumió en el ’58 con un programa desarrollista, basado en la atracción de inversiones para sectores de hidrocarburos, industria pesada e infraestructura, pero descuidando la inflación. 1959 fue el primer año en la historia argentina en que la inflación superó el 100% anual.

Sobre Daniel Scioli se sabe menos, porque sus referentes económicos, Mario Blejer y Miguel Bein, todavía no han explicitado cómo intentarán bajar la inflación.

Todavía queda más de un año para el cambio de gobierno.

Queda tiempo para que los equipos económicos dejen de lado enfoques anti-inflacionarios con pocas chances de funcionar.

El análisis económico del día. Por Gastón Utrera.