El análisis económico del día. Martín Redrado intenta diferenciarse de las actuales autoridades económicas refiriendo las mayores reservas que dejó al renunciar, y la elevada inflación actual.
Pero la pérdida de reservas nació con la “política de desendeudamiento” iniciada en su gestión, y la inflación de dos dígitos fue una constante durante todo su mandato.
Martín Redrado, presidente del BCRA entre septiembre de 2004 y enero de 2010, expresó en estos días, a través de redes sociales, críticas a las actuales autoridades económicas.
Se diferenció de ellas poniendo énfasis en que dejó el BCRA con casi u$s 50 mil millones de reservas, muy por encima de los u$s 30 mil millones actuales.
Y argumentó que la inflación actual es consecuencia de que el Gobierno Nacional utiliza al BCRA como su caja.
Ambos argumentos son ciertos, pero omiten cuestiones relevantes para comprender cómo llegamos a esta situación.
Es cierto que las reservas del BCRA eran sustancialmente superiores. El 22 de enero de 2010, último día de Redrado en la presidencia del BCRA, había reservas por u$s 48,277 millones.
Pero también es cierto que su caída hasta los u$s 30,000 millones actuales es, en gran medida, consecuencia de la denominada “política de desendeudamiento”, que consistió en utilizar reservas para pagos de deuda pública. Y esa política nació durante su gestión en el BCRA.
El 15 de diciembre de 2005, el Poder Ejecutivo modificó por decreto de necesidad y urgencia la Carta Orgánica del BCRA (luego ratificado por el Senado) estableciendo que el excedente de reservas por sobre las necesarias para cubrir el 100% de la base monetaria podría ser utilizado para pagar deuda pública con organismos multilaterales.
De ese modo, el 3 de enero de 2006, el BCRA efectuó con reservas el pago de la totalidad de la deuda con el FMI, por casi u$s 10 mil millones, equivalentes al 36% de las reservas previas al pago, recibiendo a cambio letras intransferibles con vencimiento en 2016.
Es cierto que luego se negó a convalidar el Fondo del Bicentenario, creado por decreto de necesidad y urgencia en diciembre de 2009 para incluir la posibilidad de pagar con reservas deudas con acreedores privados, generando un conflicto con el Poder Ejecutivo que terminó con su renuncia al mes siguiente.
Pero la política de desendeudamiento que el Fondo del Bicentenario llevaba al extremo había nacido con aquella reforma de 2005 validada por Redrado.
Y con la inflación, Redrado olvida mencionar que, al momento de renunciar a la presidencia del BCRA, en enero de 2010, la inflación era del 19.7% anual, había alcanzado el 29.2% anual en abril de 2008 y promedió el 20.6% anual durante sus últimos 3 años de gestión.
Durante toda su gestión, la Carta Orgánica del BCRA, ley del Congreso que regula, entre otras cosas, las atribuciones y obligaciones del presidente de la institución, establecía como misión primaria y fundamental del BCRA preservar el valor de la moneda.
Misión que Redrado incumplió sistemáticamente, con inflación de dos dígitos durante toda su gestión.
No lo dijo en estos días, pero sí en su libro “Sin Reservas”: que durante su gestión se opuso al dibujo de la inflación por parte del INDEC.
Sin embargo, no lo menciona ninguno de sus informes anuales ante el Congreso de la Nación. Por el contrario, todos ellos omiten cualquier preocupación por la elevada inflación, y mencionan exclusivamente datos oficiales de inflación.
La responsabilidad de Redrado en la escasez de reservas y la inflación actual puede servir más para la discusión política, por su actuación en el Frente Renovador de Sergio Massa, que para el análisis económico.
Excepto por el hecho de que su memoria selectiva oculta que los problemas macroeconómicos actuales no son sólo consecuencia de las políticas económicas de las actuales autoridades económicas, sino de las políticas económicas de los últimos 10 años.
Porque la inflación es de dos dígitos desde 2005.
El mismo año en que nació la “política de desendeudamiento”, que dejó exhaustas las reservas del BCRA.
El análisis económico del día. Por Gastón Utrera.