El atraso en la infraestructura económica y el déficit que continúa existiendo en la infraestructura social hacen necesario un impulso a la inversión pública.
La recuperación de la infraestructura económica debería mejorar la competitividad.
La mejora de la infraestructura social debería mejorar la calidad de vida.
Y ambas deberían generar empleo en distintas zonas del país.
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