Los metalúrgicos y el dólar

El análisis económico del día. Hace tiempo que los metalúrgicos están preocupados por la falta de competitividad cambiaria.

Estiman que el tipo de cambio tendría que ser 33% mayor que el oficial, lo cual no implica pedir una devaluación, sino plantear la magnitud del problema a resolver.


Los industriales metalúrgicos están preocupados por la competitividad cambiaria desde hace bastante tiempo.

Según el Observatorio de la Actividad Metalúrgica (para descargar los últimos informes, click aquí), de la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba, ya a comienzos de 2009 el 45.5% de los metalúrgicos cordobeses consideraba que el sector no era competitivo al tipo de cambio del momento ($ 3.68 por dólar).

Y quienes tenían esa opinión creían, en promedio, que el tipo de cambio competitivo estaba un 6% por encima del valor de mercado.

Desde 2012 en adelante, la percepción de falta de competitividad cambiaria se extendió a una mayor cantidad de metalúrgicos, con porcentajes siempre por encima del 58% (excepto durante el primer cuatrimestre de 2014, luego de la devaluación de enero de ese año, cuando ese porcentaje se redujo momentáneamente al 47%).

Y con un tipo de cambio considerado competitivo que llegó a estar, en 2013, un 43% por encima del tipo de cambio del momento, para estabilizarse luego en torno al 32%.

Según la última medición, de diciembre de 2014, el 66% de los metalúrgicos cordobeses consideraba que el sector no era competitivo al tipo de cambio del momento ($ 8.55 por dólar), calculando en promedio un tipo de cambio competitivo de $ 11.34 por dólar, un 32.5% por encima del dólar oficial (equivale al tipo de cambio de fines de 2011, click aquí).

Esto no significa que los metalúrgicos cordobeses pidan una devaluación del 32.5%. Una cosa es plantear el problema, y otra muy diferente es prescribir la solución.

Y está claro, probablemente para la mayoría de los metalúrgicos, y seguramente para el Gobierno, que este problema de atraso cambiario no se soluciona simplemente devaluando. La devaluación de hace casi un año es contundente al respecto.

Pero así como no se sale del atraso cambiario sólo devaluando, tampoco se sale con medidas que apunten a la competitividad real.

Es cierto que la competitividad puede mejorarse mediante aumentos de productividad, reducciones de costos logísticos, reducciones de impuestos y mil cosas más.

Pero ninguna de esas alternativas permite compensar atrasos cambiarios de 30% o más, como ocurre en la actualidad.

El problema de fondo es, entonces, macroeconómico. Implica pensar cómo salir del atraso cambiario, cuando no devaluar mantiene el problema, y devaluar también, porque arrastra rápidamente precios internos, volviendo al problema original, con uno adicional de mayor inflación.

La clave es comenzar a reducir la inflación, para comenzar a desmontar la trampa en la que estamos actualmente.

Este Gobierno no podrá hacerlo en el poco tiempo que le queda de gestión.

Que el próximo Gobierno pueda hacerlo dependerá de que comprenda la interacción entre precios y salarios.

Y que no crea que la inflación puede reducirse con sólo reducir déficit fiscal y emisión monetaria o con regenerar la confianza y atraer inversiones.

Hace falta mucho más que eso para reducir la inflación.

El análisis económico del día. Por Gastón Utrera.