Por qué independencia del BCRA

El análisis económico del día. La subordinación de un banco central al poder político deja a la política monetaria sujeta a decisiones de corto plazo, con efectos potencialmente negativos a largo plazo.

Por eso tiene sentido la independencia de los bancos centrales.

No para fijar sus objetivos, sino para gestionar con autonomía los instrumentos de política monetaria.


Cuando en un país el banco central responde a decisiones del poder político, se corre el riesgo de que la política monetaria quede sujeta a decisiones de corto plazo que pueden ser muy perjudiciales a largo plazo.

La lógica política tiene un sesgo natural hacia el corto plazo, porque para seguir en el poder hay que ganar elecciones cada cuatro años e, incluso, cada dos años si se cuentan las elecciones legislativas de medio término.

En vísperas de una elección importante, si la economía no está creciendo demasiado y existe el riesgo de perder la elección, el gobierno de turno estará tentado a utilizar la política monetaria para impulsar la economía y aumentar así sus posibilidades de triunfo electoral.

El exceso de emisión de dinero suele generar inflación y, superado cierto nivel, se generan procesos de retroalimentación por los cuales la inflación tiende a permanecer alta, haciendo más difícil la tarea de bajarla. En casos extremos es posible incluso llegar a una hiperinflación.

Aquella decisión de utilizar la política monetaria para aumentar la probabilidad de éxito electoral habrá tenido entonces un costo muy grande a mediano y largo plazo, seguramente mayor que el fugaz beneficio de corto plazo.

Por eso tiene sentido que los bancos centrales sean independientes del poder político. Para aislar a la política monetaria de los intereses de corto plazo naturales en la política, y evitar así decisiones que pueden parecer buenas a corto plazo pero que tienen efectos muy negativos a largo plazo.

Muchas veces se interpreta erróneamente el significado de un banco central independiente, como ocurre habitualmente en los debates sobre este tema en Argentina.

Suele argumentarse que es absurdo, e incluso antidemocrático, otorgar tanto poder al presidente del banco central, a fin de cuentas un burócrata no elegido por el pueblo.

Pero la independencia del banco central no implica que sus autoridades puedan hacer lo que quieran, por encima del deseo de la sociedad.

La independencia del banco central implica libertad sólo para manejar los instrumentos a su alcance (la emisión de dinero y las tasas de interés, por ejemplo) del modo que considere conveniente para cumplir con sus objetivos, que tienen que estar definidos por el Congreso, que sí es elegido democráticamente por el pueblo. No hay independencia para fijar los objetivos, sino para gestionar los instrumentos.

Ocurre con los esquemas de “metas de inflación”. El Congreso define la meta inflacionaria para el año siguiente (por ejemplo, 4% anual con un rango de más/menos 1%), deja que el banco central gestione la política monetaria y, al finalizar el año, exige rendición de cuentas. Si la inflación estuvo por fuera del rango objetivo, las autoridades del banco central son sancionadas o incluso despedidas.

La independencia significa que el banco central podría negarle préstamos al Gobierno en el caso de que éstos sean incompatibles con el logro de las metas que debe cumplir.

Significa también que las decisiones del banco central, dentro de sus atribuciones, no son revocables, ni pueden sus autoridades ser removidas antes de la finalización de sus mandatos, excepto en caso de mal desempeño.

Independencia no significa autismo. El banco central puede coordinar la política monetaria con el resto de la política económica, mientras no quede subordinada a esta última, que es justamente lo que se desea evitar.

Tampoco es un concepto “neoliberal”, como muchas veces se argumenta en Argentina. Todos los gobiernos de la Concertación de centro-izquierda en Chile han respetado la independencia del banco central. Del mismo modo que el Partido de los Trabajadores en Brasil.

Porque saben que la independencia del banco central es simplemente un instrumento bastante eficaz para mantener la inflación baja y estable, permitiendo que el resto de la política económica se ocupe del progreso económico, la generación de empleo y el bienestar social, con la orientación más progresista o liberal que la sociedad prefiera.

Ejemplos que convendría tener en cuenta en Argentina.

Justamente, la independencia del Banco Central es una de las instituciones, o reglas de juego de la política, que deberíamos promover en Argentina para dejar atrás, de una vez por todas, nuestra larga historia de desastres económicos.

El análisis económico del día. Por Gastón Utrera.