Las devaluaciones siempre impactan sobre los precios internos pero, dependiendo del contexto, varía la magnitud y la velocidad de ese impacto.
En un contexto de estabilidad de precios, una devaluación aumenta rápidamente los precios internos de los bienes importados, de los bienes nacionales que compiten con importaciones y de los bienes exportables, y aumenta en menor medida los precios de los bienes que utilicen como insumos a algunos de los anteriores.
Pero no aumenta el resto de los precios, cuyos niveles están dados por la interacción entre la oferta y la demanda interna de cada bien.
De esta forma, en un contexto de estabilidad de precios, el traslado de la devaluación a los precios internos suele ser bajo, y por lo tanto es posible salir de un atraso cambiario devaluando, ya que la inflación resultante no alcanza a compensar la suba del tipo de cambio. Habrá subido así el tipo de cambio real.
En un contexto de alta inflación, una devaluación suele trasladarse también a los precios de bienes no vinculados al comercio exterior, porque cuando la inflación es elevada, el valor del dólar suele tomarse como referencia para la fijación de precios.
Esto implica que en un contexto de alta inflación, el traslado de la devaluación a los precios internos suele ser alto, y por lo tanto resulta difícil salir de un atraso cambiario sólo mediante una devaluación, ya que la inflación resultante puede compensar rápidamente la suba del tipo de cambio, regenerando así el problema de atraso cambiario.
Economía para No Economistas
Contenido complementario: