El debate sobre reservas propias del BCRA

Mientras muchos economistas discuten sobre cuántas reservas propias tiene el BCRA, cuando hasta las reservas prestadas sirven para hacer frente a una corrida cambiaria, casi nadie analiza las implicancias de su creciente deuda en pesos, que condicionará fuertemente la política monetaria del próximo gobierno.


En estos días parte del debate económico se concentra en las reservas del BCRA.

Son pocos los economistas que desconfían del monto publicado por la entidad, en torno a los 31 mil millones de dólares, con el argumento simplista de que, a fin de cuentas, se trata de un gobierno que acostumbra mentir en sus estadísticas oficiales.

No tienen en cuenta que mentir sobre algo fácilmente auditable, como las reservas del BCRA, es mucho más difícil que mentir sobre algo mucho más difícil de auditar, como los índices de precios.

Son varios los economistas, en cambio, que no discuten aquel monto total, pero sí discuten qué parte está disponible para que el BCRA utilice en caso de necesidad.

Y restan entonces las divisas prestadas por bancos centrales extranjeros, la deuda con importadores, los encajes de depósitos bancarios en dólares, entre otros ítems.

Y llegan así a sostener que las reservas “líquidas” del BCRA son, según cada cálculo, entre 10 mil y 16 mil millones de dólares, muy por debajo del monto total.

Se trata de cálculos sin mucho sentido.

Al menos para pensar el corto plazo. Porque si el BCRA enfrentara hoy una corrida cambiaria (poco probable en un mercado oficial tan regulado), tendría a su disposición cada uno de los 31 mil millones de dólares que reporta. Para eso los tiene.

En todo caso, calcular las reservas adeudadas sirve para analizar qué medidas habrá que tomar durante la próxima gestión para reponerlas a medida que haya que devolverlas.

Esa diferencia entre el corto y el mediano plazo es lo que explica el interés del Gobierno por endeudarse con bancos centrales extranjeros. Obtiene divisas que le sirven para mantener su poder de fuego en el mercado cambiario y que no tendrá que devolver durante lo que resta de su gestión.

Algo parecido está ocurriendo con la deuda en pesos del BCRA, que curiosamente no está despertando el mismo interés que aquellos cálculos de reservas, a pesar de que implica riesgos tal vez mayores.

La deuda del BCRA en pesos, en la forma de Letras y Pases Pasivos (dos formas de absorber pesos del mercado), equivalía al 30% de la Base Monetaria a comienzos de 2014, al 62% a comienzos de 2015, y al 72% hoy.

Y, bajo ciertos supuestos razonables, es altamente probable que este año finalice en 90% o 100%, condicionando fuertemente la política monetaria del próximo Gobierno (ver Economía en 1 gráfico: La deuda del BCRA, click aquí).

Implica que si el próximo gobierno quiere lograr una emisión de dinero lo suficientemente baja como para convalidar objetivos inflacionarios descendentes, se encontrará con la dificultad de que sólo el dinero necesario para pagar los intereses de esa deuda en pesos será mayor que todo el dinero que tenga previsto emitir.

En números redondos, si quiere aumentar la cantidad de dinero en un 20%, y las Letras equivalen al 100% de la Base Monetaria y pagan 30% anual de interés, la emisión sólo para pagar intereses será del 30%, superando aquel objetivo del 20%.

Evitarlo colocando nueva deuda para pagar parte de esos intereses sería aumentar el problema.

Y evitarlo con el Tesoro devolviendo parte de los adelantos transitorios con que se financió hasta ahora requeriría un superávit fiscal difícil de lograr sin una fuerte recesión.

No será fácil conducir las políticas monetarias y cambiarias durante el próximo Gobierno.

Y la composición de las reservas, que tanta atención despierta entre los economistas, es sólo parte del problema.

El análisis económico del día. Por Gastón Utrera.

@gastonutrera


Contenidos complementarios (clickear):

Economía en 1 gráfico: La deuda del BCRA

1 minuto: La creciente deuda en pesos del BCRA

1 minuto: La creciente deuda en yuanes del BCRA